Los guatemaltecos llevan años buscando un presidente que les salve de la corrupción endémica y no parece que hoy lo vayan a encontrar. El escenario es dantesco. La favorita para ganar la primera vuelta de las elecciones presidenciales, la ex primera dama Sandra Torres, está judicialmente comprometida, al igual que la mayoría de los catorce candidatos. Los aspirantes que parecía que querían transformar algo de fondo fueron descalificados. Los últimos presidentes del país están o han estado en la cárcel.
Torres es tildada de populista porque pretende reeditar los programas de ayudas sociales, especialmente de educación y salud, que implementó como esposa del presidente Álvaro Colom (2008-2012). Todos los candidatos tienen discursos poco consistentes y en la campaña han enarbolado ideas llamativas y populistas para captar la atención de una ciudadanía frustrada.
Expresidentes, candidatos e incluso el actual mandatario están procesados o entre rejas
Las encuestas son dispares pero en promedio coinciden en que Torres, que se presenta por la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), supuestamente socialdemócrata pero con un proyecto liberal, obtendría cerca del 22%, lo que la obligaría a ir a segunda vuelta contra uno de los dos candidatos que la siguen en los sondeos, prácticamente empatados alrededor del 11%. Ambos conservadores. Se trata de Alejandro Giammattei, un médico cuya gran propuesta para acabar con la delincuencia de las pandillas es aplicar la pena de muerte, y Roberto Arzú, hijo del expresidente fallecido el año pasado Álvaro Arzú (1996-2000), que, además de aplicar la pena capital propone sacar a los militares a la calle para controlar el orden público e instalar cámaras de seguridad en cada manzana. Junto con la corrupción, la delincuencia es la principal preocupación de los guatemaltecos. “Los criminales no merecen vivir”, ha dicho Arzú, que se postula por el frente Partido de Avanzada Nacional-Podemos. Por su parte, Giammattei, candidato de Vamos, pasó diez meses en la cárcel acusado de la matanza de siete presos en el 2006 cuando era responsable del sistema penitenciario.
Acusada de financiación ilegal de su campaña presidencial del 2015, donde perdió en segunda vuelta ante el actual presidente Jimmy Morales, Torres se divorció de Colom en el 2011, cuando aún estaba en el poder, sólo para poder postularse a los comicios de ese año, pues la Constitución impide presentarse al máximo cargo a familiares directos del primer mandatario. A pesar del divorcio, el Tribunal Constitucional prohibió su candidatura. Por su parte, Colom se encuentra en libertad provisional después de ser encarcelado el año pasado durante seis meses junto a nueve exfuncionarios, acusado de corrupción en el sistema de transporte público.