El martes 26 de febrero, la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner se sentará por primera vez ante un tribunal federal. Ese día, comenzará el juicio oral en una de las cuatro causas por corrupción que ya fueron elevadas a juicio. Kirchner deberá responder si es cierto que, durante su Gobierno, se benefició con contratos millonarios de obra pública al empresario patagónico Lázaro Báez, un excajero de banco que se convirtió en millonario gracias a su amistad con el fallecido presidente Néstor Kirchner. Las audiencias durarán al menos un año y se extenderán más allá de las elecciones presidenciales de octubre, para las que la exmandataria estudia presentar su candidatura.
Fernández de Kirchner compartirá el banquillo con Báez, que ya está preso, y con el exministro de Planificación Julio De Vido, responsable de las inversiones del Estado en infraestructura durante los 12 años de Ejecutivos kirchneristas. Los jueces escucharán a los defensores de otros 13 procesados y las versiones de 138 testigos.
Este será el primer juicio oral que enfrente la expresidenta, pero no el único que puede iniciar este año: hay otras tres causas a la espera de que los magistrados le pongan fecha y no será una sorpresa que la expresidenta se dedique a la campaña con todos esos procesos abiertos. Lo único seguro es que podrá permanecer en libertad durante los juicios, porque los fueros que tiene como senadora la protegen de cualquier arresto.
El Senado, donde el peronismo es mayoritario, ha advertido de que mantendrá la protección judicial de Fernández de Kirchner hasta que haya una condena en firme —de la Corte Suprema—, algo que puede demorar años.