Durante años se dedicó al negocio de la cocaína, pero este traficante que por motivos obvios pide ocultar su identidad habla ahora con pasión de las ventajas de su nuevo producto. “La demanda de marihuana está desatada”, explica, “el precio de venta no para de subir y para nosotros adquirirla es mucho más barato que otras drogas. Ahora mismo es mucho más rentable que la cocaína y también sale mejor que la heroína”.

El narcotraficante asegura además que el boom de la marihuana no ha hecho más que empezar:

“Cada vez hay más. Se están produciendo toneladas en España y todavía más en Marruecos, que está aquí al lado. Lo tiene todo: buen precio, buen mercado y buena imagen del producto”.

UNA SUSTANCIA TÓXICA PARA EL CEREBRO DE LOS MENORES

“En menores que abusan de la marihuana los brotes psicóticos están a la orden del día. Nos los estamos encontrando constantemente”, explica el psiquiatra Manuel Mas-Bagàs. “La marihuana intoxica el cerebro joven. Provoca problemas de atención, concentración, memoria, causa fracaso escolar y el abuso puede llevar a ansiedad y hasta brotes de esquizofrenia”.

“Existen unos riesgos reales para los jóvenes”, añade Beatriz Martín, directora general de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, “sobre los que no estamos poniendo el foco, como sí lo hacemos con otras sustancias”. Mas-Bagàs completa:

“No lo pongo al nivel de la cocaína, pero según cómo y quién la consuma, los efectos pueden ser igual de perjudiciales. Es una droga y su consumo en adolescentes puede tener consecuencias graves”.

Joan Parés, médico especialista en cannabis, señala un punto clave en este consumo de riesgo. “La falta de control y de regulación hace que sean las mafias las que dispensen la marihuana. Por lo que muchos menores acceden a sustancias con un nivel de THC peligroso, descontrolado”.

El THC es el principio psicotrópico de la marihuana. Según el porcentaje que posea, el efecto y riesgo es mayor. Existen variedades nuevas de marihuana cada vez más agresivas. Royal GorillaGreen Gelato o Hulk Berry, todas provenientes de Estados Unidos, son algunas de las más fuertes, con porcentajes de THC que en ocasiones superan el 25%, cuando lo habitual se sitúa entre el 4% y el 14%.

Es esta última una de las cuestiones que más preocupan a las autoridades sanitarias. Y, según el Ministerio del Interior, el cultivo de plantas de cannabis ha aumentado considerablemente.

Añade Villagómez que, además, la marihuana suele entrañar menos riesgos para los narcotraficantes. “Se considera de menor entidad y los jueces no estiman prisión casi nunca aunque les cojamos con un cultivo grande o con grandes cantidades”, explica. Coincide en esto el narco que se mantiene en el anonimato: “Lo bueno de la marihuana, lo que está atrayendo a muchos, es también que el castigo es menor”. Las penas por tráfico de marihuana van de uno a tres años de cárcel si no superan los 10 kilos; y si sobrepasan esta cantidad, de tres a cuatro años y medio. En cambio, para el hachís la pena llega hasta los cuatro años y medio cuando la droga intervenida supera los 2,5 kilos. Y además, como el hachís hay que traerlo principalmente desde Marruecos, la condena puede alcanzar los seis años y nueve meses de prisión si se utilizan embarcaciones y se superan los 2.500 kilos.

Comida para gatos hecha a partir de cannabis.
Comida para gatos hecha a partir de cannabis. LUIS SEVILLANO

La marihuana (unida al hachís en los datos oficiales de consumo) es la droga ilegal más consumida en España. Un 11% de la población admite haberla probado en el último año, según la última Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España (Edades) del Ministerio de Sanidad. El porcentaje crece hasta un 35% cuando hablamos de haberla consumido alguna vez en la vida. Es decir, más de un tercio de la población.

Legalización

En España, según el CIS, el 84% de los ciudadanos es favorable a la legalización de la marihuana con fines terapéuticos. El 47% defiende su legalización en todos los casos, lúdico incluido.

Hace unos días, vecinos del distrito norte de Granada se echaron a la calle por los cortes de luz, entre cuatro y cinco, que padecen sus barrios cada día. Los achacan a los innumerables enganches ilegales en los chalés donde se cultiva marihuana. Granada se ha convertido en un epicentro de las plantaciones. Un paseo por algunos barrios del norte de la ciudad con el olfato atento basta para darse cuenta de que el cáñamo forma parte del entorno de la zona. Villagómez va más allá: “España se ha convertido en un país productor de marihuana en Europa. Estamos llevando a cabo operaciones en las que aprehendemos cientos de kilos. El pasado mes de octubre, en una redada en unos chalés del Puerto de Santa María (Cádiz), decomisamos más de 500 kilos”.

Los niveles de THC (tetrahidrocannabinol) en estas plantaciones no están regulados. Sí lo están, por ejemplo, en Uruguay y algunos Estados de EE UU, donde la marihuana está despenalizada. Canadá, Brasil, Australia o Chile, entre otros países, permiten su consumo con fines terapéuticos. En España no es ilegal el consumo en espacios privados ni la compra de algunas semillas.

Pero la compraventa y el consumo público están penalizados, por lo que el THC de lo que se consume depende de lo que decida cada organización, que es ilegal, no paga impuestos y vende a cualquier persona, incluidos menores. Y esto conduce al debate sobre el que gira, desde hace años, el asunto de la marihuana: la necesidad de poner el foco sobre una sustancia que entraña riesgos y está fuera del control de las autoridades.

UN DEBATE CON TINTES POLÍTICOS, SOCIALES Y SANITARIOS

En octubre Miguel y dos amigos abrieron en el centro de Madrid la Cannabis Store Amsterdam, una tienda franquiciada que vende todo tipo de productos relacionados con la marihuana y cuyo símbolo es una hoja de cáñamo. Pocas semanas después de la inauguración, un grupo de agentes de policía se personaron en el establecimiento. “Fue bastante desagradable, la verdad”, dice Miguel. “Nosotros, obviamente, no vendemos nada que contenga THC [el componente psicoactivo del cannabis], pero tuvimos que pasar por eso”.

Existen otros elementos que contaminan el debate sobre la marihuana. Uno de ellos es la confusión entre uso terapéutico y lúdico. Joan Parés, médico jubilado y experto en el uso terapéutico del cannabis, explica que el consumo “vaporizado, no fumado, ya que esto es tóxico para los pulmones” es beneficioso para “dolores, depresión y dolencias”. “El problema es que se confunde constantemente el uso lúdico y el terapéutico”, dice Eulalia Alemany, directora técnica de FAD. Otro factor es el marketing. “Se confunden jabones, telas y demás con el consumo de la marihuana, que tiene THC”, dice Marín, “y esto desemboca en una imagen positiva. Existen una publicidad engañosa y una percepción de la marihuana como algo inocuo”.

Según la FAD, el 25% de los adolescentes afirma que los riesgos de la marihuana merecen la pena. “Hay una tolerancia social más alta que con ninguna otra droga. Y que se perciba poco riesgo afecta directamente al consumo”, completa Martín. El último estudio sobre drogas del Ministerio de Sanidad señala que los adolescentes entre 15 y 17 años duplican en consumo de marihuana a los mayores de 35 (12,6% frente al 5,5%). Los datos del Observatorio Proyecto Hombre sitúan en los 16,5 años la edad de inicio en el consumo. “Para los menores no hay nada de positivo. Es una sustancia problemática, negativa. Igual que el alcohol y el tabaco”, dice Manuel Mas-Bagà, psiquiatra y director del Centro de Asistencia Terapéutica (CAT).