Pocos dudaban de que esta vez, en su tercer intento, Andrés Manuel López Obrador fuera a hacerse con la presidencia de México.
El conteo rápido, la proyección de los resultados a partir de votaciones registradas en el 5% de las casillas seleccionadas aleatoriamente, le dan una victoria contundente: entre 53% y 53,8%.
Ese resultado es bastante mayor de lo que le daban las encuestas, que aunque lo situaban por delante durante toda la campaña, su victoria es todavía más grande de lo que se imaginaba.
“Los cambios serán profundos, pero se darán con apego al orden legal establecido. Habrá libertad empresarial, libertad de expresión, de asociación y de creencias”, dijo durante su primer discurso.
En la recta final de la campaña, los candidatos Ricardo Anaya, de la coalición Por México al Frente, y José Antonio Meade, de la coalición Todos por México, sólo aspiraban a disputarse el segundo lugar.
Por el conteo rápido, Anaya obtuvo algo más del 22% de los votos y Meade algo menos del 16%. Los dos aceptaron rápidamente su derrota y el triunfo de AMLO.
¿Cuáles fueron las claves por las que esta vez AMLO sí logró llegar la presidencia de México?
Varios expertos consultados por BBC Mundo hablan de las 3 principales razones.
1.Un AMLO más pragmático, más conciliador
“AMLO tiene un mérito indudable. Él y su equipo llevan años insistiendo en crear una organización de base y han ido logrando una estructura que está retando y derrotando a los otros partidos”, afirma Sergio Aguayo, politólogo del Colegio de México (COLMEX).
Además, el sucesor de Enrique Peña Nieto manejó en esta campaña un discurso de tono más conciliador y pragmático, asegura José Luis Berlanga, experto en teoría política de la Universidad de Monterrey (UDEM).
“Esta vez planteó un movimiento ‘atrapa-todo‘. En su alianza cupieron todos los que quisieron sumarse, de todos los colores y sabores”, dice el académico.
Por eso tuvo una imagen menos ideologizada y más moderada.
Así, a su campaña su sumaron gente que antes hubiera sido impensable. Entre los grandes ejemplos está el empresario Alfonso Romo, que ha declarado que antes era contrario a AMLO y ahora será su jefe de gabinete.
También, su coordinadora de campaña, Tatiana Clouthier. Es hija de Manuel Clouthier, que fue candidato la presidencia del Partido Acción Nacional (PAN) en 1988 y además ella misma militó en el partido de derecha hasta 2005.
Pero la mayor polémica la causó la coalición formada con el Partido Encuentro Social (PES), de raíces evangélicas, explica Berlanga.
La de AMLO y el PES es una unión que muchos consideraron antinatural.
“Como candidato esto le ha beneficiado para ampliar sus votos, aunque queda por verse cómo será en el gobierno”, dice.
El reconocido sociólogo Roger Bartra, más crítico con AMLO, dice que el presidente electo “dio un viraje a la derecha tan grande que se acercó al viejo Partido Revolucionario Institucional (PRI)”.
El Partido Revolucionario Institucional ha gobernado México 77 de los últimos 89 años, con solo dos gobiernos del PAN intercalados.
“Este acercamiento al antiguo PRI le ayudó a captar simpatías de priístas descontentas con el giro tecnocrático del PRI actual”, opina. Dice que AMLO es una “nueva encarnación de la tradición latinoamericana del populismo“.
2.Voto de castigo
“En México existe un enojo generalizado, sobre todo por la inseguridad y por la corrupción en los distintos estratos gubernamentales. Esto ha contribuido a la crisis del gobierno de Enrique Peña Nieto”, explica Bartra.
En el último sexenio han salido a flote grandes escándalos de corrupción a todos los niveles.
Uno que dañó especialmente al presidente Peña Nieto fue el de “la Casa Blanca”, una propiedad valuada en US$7 millones que pertenece a su esposa, Angélica Rivera.
La mansión fue vendida por el Grupo Higa, que recibió contratos de obras públicas en los tiempos que Peña Nieto fue gobernador del Estado de México.
A su vez, la violencia en el país sigue aumentando. El año 2017 fue el más sangriento en las últimas décadas, con más de 29.000 asesinatos.
Por su parte, el experto de la Universidad de Monterrey señala que frente a este hartazgo con el gobierno, que se percibe como corrupto, “una parte de la ciudadanía percibe en AMLO la posibilidad de un cambio auténtico”.
Además, la imagen que tienen de AMLO es que es un político honesto, dice.
En cierta medida AMLO también simboliza al político antisistema. Siempre estuvo lejos de Peña Nieto, siempre mantuvo un discurso muy crítico, duro, contra el gobierno y los partidos más tradicionales, explica.
“Ha capitalizado este sentimiento de enojo y para los votantes representa la posibilidad de castigar a los que actuaron mal y que se desempeñaron de manera incorrecta”, dice.
3.Guerra entre el PRI y el PAN
Los expertos coinciden que AMLO fue el beneficiado por la guerra entre el PRI y el PAN.
Aunque no está claro por qué comenzó esta lucha, sí se sabe que estos partidos estuvieron cercanos durante el sexenio de Peña Nieto y que en algún punto comenzó una pelea que no ha terminado.
Bartra dice que el entendido entre estos partidos se dio cuando parte del PAN rompió un acuerdo por el que Margarita Zavala iba a ser la candidata.
“Era una candidata extremadamente débil -como se vio posteriormente, cuando renunció-. Pero en este entendido, el PRI tenía la posibilidad de ganar las elecciones”.
Al postularse Ricardo Anaya, que fue visto con un candidato con posibilidades, llegó a estropearles el plan, asegura el experto.
“El ala cercana al PRI del PAN se enojó y se dio una confrontación muy fuerte en la que algunos se salieron”.
Así, el gobierno junto con el PRI, concentraron su batalla no contra López Obrador, como se tenía previsto, sino contra Anaya, que pasó a ser el principal enemigo.
“Y en eso se equivocaron tremendamente, porque mientras más combatían a Anaya y más utilizaban incluso la procuraduría en su contra, más subía AMLO. Les salió mal el cálculo”, dice Bartra.
Para Berlanga, la ruptura entre PRI y PAN fue probablemente en las elecciones por el Estado de México y Coahuila en 2017. El PAN sintió que el PRI le había quitado Coahuila.
El pleito siguió escalando hasta llegar a que Anaya amenazara a Peña Nieto de investigarlo y llevarlo a la cárcel en caso que encontrara casos en su contra.
De todas formas, quién ganó fue AMLO, coinciden los analistas.
Además esto dificultó el “voto útil”: una parte de los seguidores de los candidatos del PRI y el PAN ya no estuvieron dispuestos a dar su voto por el candidato que fuera en segundo lugar por el encono tan fuerte entre ambos bandos.
Enojo mezclado con esperanza
Berlanga y Aguayo coinciden en que, a pesar de que parte de los mexicanos votó por hartazgo, también estuvieron motivados por la esperanza.
Pero una esperanza menos ingenua o irracional que la que se vivió en 2000, dice el investigador del COLMEX.
“Se sabe que AMLO no es una cura milagrosa, pero se piensa que tomará más en serio los grandes problemas nacionales”, dice.