España afrontará desde este viernes (20.00, Telecinco) su 15º Mundial tras las jornadas más delirantes de sus 98 años de vida. Horas después de que dimitiera un ministro del ramo que se jacta de odiar el deporte y fuera despedido un seleccionador por flirtear a escondidas con el Real Madrid, la Roja tendrá que medirse con la cruda Portugal, la campeona de Europa que capitanea Cristiano Ronaldo. Para España, un reto que ya era mayúsculo se ha convertido ahora en una situación extrema. Tanto por la fortaleza de la huesuda Portugal como por los enigmas de una selección con un panorama inaudito. Por mucho que Fernando Hierro y Sergio Ramos trataran en vano de dar paso al balón y olvidar lo inolvidable: el cisma esperpéntico ocurrido en los cuarteles de Krasnodar desde que el Madrid se cruzara en el camino de Lopetegui a espaldas de la federación.
El capitán español y madridista se esforzó sin éxito: “No ha sido un episodio agradable, pero España debe estar por encima de cualquier nombre propio. Hierro es idóneo y nada debe descentrarnos, nada cambiará nuestra ilusión”.
Ramos no negó lo evidente. Él estaba al corriente de lo que planeaban en sigilo Lopetegui y el Real Madrid. Con una sonrisa envolvente dijo: “Cuando eres capitán, te toca saber un poco más de la cuenta en situaciones de mayor repercusión”. El andaluz no compartió su información con el resto de camaradas, al menos con los no militantes madridistas. ¿Ello ha provocado grietas en el vestuario? “Cada uno somos de un padre y una madre, pero la idea colectiva de ir a por el Mundial se mantiene.
Tan extravagante es este arranque español en Rusia que Lopetegui se presentó este jueves con el Madrid, emocionado y definiéndose como “alguien leal”, solo una hora después de que su improvisado sucesor, Fernando Hierro, diera en la tórrida y húmeda Sochi su primera rueda de prensa oficial ante los medios internacionales. Por más que las circunstancias le hayan obligado a aceptar el cargo de forma ortopédica, Hierro no es un cadete. Solo ha dirigido al Oviedo, una temporada y en Segunda, pero su familiaridad con los Mundiales es extraordinaria. Rusia 2018 es su octava cita, tras cuatro como jugador, uno como director deportivo y dos con cargo en la FIFA.
La misma idea
Sobre sus planes ante Portugal, Hierro fue consecuente: “Es imposible cambiar algo en dos días, pero tengo confianza plena en la idea sobre la que hemos trabajado durante los últimos dos años y se verá la España reconocible”. Una cosa es el guion, intocable para el malagueño, y otra sus intérpretes. Si se prevé una España con el mismo esqueleto, otra cosa es lo que decida Hierro sobre algunos puestos que han bailado en los últimos tiempos. Sin Carvajal, deberá decidir entre Odriozola y Nacho. Tampoco parecía que Lopetegui tuviera sellado quién acompañaría a Busquets, con Koke y Thiago como principales candidatos. Y hay que ver cómo resuelve el nuevo seleccionador el nudo del ariete. Su predecesor se inclinaba por Costa, pero la pujanza de Iago Aspas ha sido evidente.
Y enfrente, Portugal. El equipo que entrena Fernando Santos llega liberado de cargas históricas tras entronizarse en Francia 2016, la primera cumbre de la selección lusa. Un título que, de alguna manera, alivia la presión sobre un conjunto con buen repertorio en todas sus líneas. En Portugal enhebran alrededor de Cristiano futbolistas macizos y curtidos como Pepe y William Carvalho y jugadores tan expansivos como Bernardo Silva, Guerreiro, Moutinho, Guedes…
A sus 33 años, Cristiano asalta su cuarto campeonato del mundo, previsiblemente el del cierre. Los Mundiales nunca han retratado a ese voraz goleador que ya suma 81 tantos como internacional. Guiños inexplicables del fútbol: en 13 partidos mundialistas (1.114 minutos), CR solo ha logrado embocar tres goles. Y nunca ante rivales de alta graduación. Sus víctimas: Irán, Corea del Norte y Ghana. Tampoco España le ha resultado esponjosa. Nunca ha batido la portería de la Roja tras cuatro partidos, tres oficiales —victorias españolas en el Mundial 2010 y la Eurocopa 2012, y bingo luso en el campeonato de Europa de 2004— y un amistoso.
Pero si cada partido tiene su propio relato, el que cruza este viernes a España con Portugal tiene tantos interrogantes que hasta Sergio Ramos se sintió desconcertado al concluir su rueda de prensa: “Sonreíd un poco, que esto parece un tanatorio”. Que ruede la pelota cuanto antes.