En 1817 la Sociedad Filarmónica de Londres encargó la composición de la sinfonía. Beethoven comenzó a componerla en 1818 y finalizó su composición a principios de 1824. Sin embargo, tanto la parte coral como las notas de la sinfonía disponen de fuentes para datarlas en un momento temprano en la carrera de Beethoven.

El poema de Friedrich Schiller An die Freude (noviembre de 1785), traducido como A la alegría, y conocido como Oda a la alegría que Schiller publicó en 1786 en la primera versióny 1808 póstumo en la versión definitiva (clásica), provocó en Beethoven la intención de musicalizarlo ya desde 1793 cuando tenía 22 años. Se suele distinguir entre Oda a la alegríapara denominar al poema original de Schiller, e «Himno a la alegría» como denominación del cuarto movimiento de la Novena sinfonía de Beethoven, que incluye una selección del texto de Schiller, las palabras introductorias de Beethoven, y, por supuesto, la música.3

La introducción a la parte vocal de la sinfonía provocó varios problemas a Beethoven. Sobre esto el amigo y biógrafo de Beethoven Anton Schindler escribió:

Cuando empezó a componer el cuarto movimiento, la lucha comenzó como nunca antes. El objetivo era encontrar un modo correcto de introducir la oda de Schiller. Un día Beethoven entró en un cuarto y gritó: «¡Lo tengo, ya lo tengo!», entonces me mostró el cuadernillo con las palabras «Déjenos cantar la oda del inmortal Schiller».

Sin embargo, Beethoven finalmente no mantuvo esta versión sino que la siguió reescribiendo hasta llegar a la forma final, con las palabras: «O Freunde, nicht diese Töne».

El movimiento cultural Sturm und Drang (tempestad y emoción), en las décadas finales de siglo, supone la disolución de las formas cortesanas acentuando la libertad y el sentimiento y rechazando el racionalismo riguroso, anticipa lo que será el romanticismo.

Beethoven encarna el tránsito del estilo clásico al estilo romántico, rompiendo el esquema cerrado de las formas musicales para adaptarlas a esta incipiente libertad individual. Es uno de los primeros músicos que viven de lo que venden componiendo, algo que comenzó a hacer Mozart, y creó un precedente en el oficio de compositor, despegándose del mecenazgo al que estaban sometidos otros músicos, como Haydn.