Cincuenta y seis muertos, 2.000 enfermos, más de 50 millones de personas en cuarentena y una vacuna en ciernes. Mientras los números de la pandemia provocada por el nuevo coronavirus en China siguen aumentado, las autoridades sanitarias han anunciado el inicio del desarrollo de una primera vacuna para combatirlo tras lograr aislar la primera cepa del virus.
Un rayo de esperanza para los equipos médicos enviados con urgencia a ciudades como Wuhan, epicentro de esta crisis sanitaria: “Hemos traído equipos de protección personal, porque escasean. Mascarillas quirúrgicas, trajes de protección desechables, gafas y filtros de máscaras protectoras”, explicaba Wu Peng, miembro del equipo médico enviado desde Shandong.
El Hospital de Wuhan está desbordado ante la continua afluencia de enfermos. Uno de sus médicos falleció hace unos días tras verse infectado por el coronavirus. La situación se sigue con extrema inquietud desde otros centros del país:
“Espero que con nuestros esfuerzos, seamos capaces de controlar pronto la epidemia, y evitar más sufrimiento a la ciudadanía, a nuestras familias y a nuestros colegas y amigos”, afirmaba Guo Wei, jefe adjunto de la división de infecciones del Hospital de Tongji.
Mientras tanto, decenas de excavadoras, camiones y otros vehículos pesados preparan el terreno para la construcción relámpago de un nuevo hospital en Wuhan que las autoridades chinas quieren que esté listo para finales de la semana que viene.
