MIAMI, EU., febrero 2 (EL UNIVERSAL).- Mientras este domingo Patrick Mahomes lanzará el balón sin mirar, a él nadie le quitará la vista de encima. El quarterback de Kansas City es mitad humano, mitad espectáculo. Una combinación de la velocidad de Lamar Jackson, la precisión de Aaron Rodgers, el liderazgo de Tom Brady, que lo etiqueta como el jugador más impredecible que haya pisado un campo de NFL.
“Tiene todo el talento para convertirse en el mejor quarterback que haya existido. Todos los componentes físicos y mentales lo hacen el jugador perfecto”, opinó Jimmy Johnson, head coach campeón de dos Super Bowls con los Cowboys.
Desde el comienzo de la temporada 2018, cuando Mahomes asumió la ofensiva, los Chiefs han promediado 401 yardas por partido y anotado 132 touchdowns (postemporada incluida). En este camino, el pasador de los Chiefs fue nombrado —a los 23 años de edad—, el MVP de la Liga, después de lanzar para cinco mil 97 yardas y 50 touchdowns. Eso lo convirtió en el cuarto jugador en la historia de la NFL en ganar el premio antes de cumplir 24 años. Los otros fueron Jim Brown, Walter Payton y Dan Marino. Con esa clase de jugadores se compara el talento Mahomes.
En su primer viaje al Super Bowl en 50 años, los Chiefs son inspirados por el texano, quien podría igualar a Ben Roethlisberger como los únicos quarterbacks de 23 años en ganar un título.
Mahomes se ha convertido en el vehículo de triunfos de la organización. En 35 juegos iniciados (incluidos Playoffs), promedia 303 yardas y 2.5 anotaciones, con 0.5 intercepciones. Es puro poder.
Ni siquiera una dislocación de rodilla, que sufrió esta temporada, mantuvo tanto tiempo fuera del campo a Mahomes, como anhelan los 49ers para este domingo.
Estuvo dos semanas esta campaña sin poder jugar. A su regreso, el primer triunfo que consiguió fue en la Ciudad de México, donde inició su actual racha de ocho victorias. Durante este tiempo, ha enviado 16 pases a las diagonales. Mahomes, en su primer juego grande, podría terminar por poner el mundo a sus pies.