Troncos de palmas dispersos, hojas secas, una laguna vacía y otras a medio llenar son algunas de las imágenes que saltan a la vista en el Jardín Botánico de Caracas, patrimonio cultural de la Humanidad desde el año 2000, pero que está sin agua desde principios de marzo.
La laguna principal, con forma del mapa de Venezuela, necesita permanentemente un millón de litros de agua para mantener el nivel necesario de conservación de las fragantes y coloridas plantas acuáticas, que desprenden aromas de lavanda y frutas tropicales, con azules, rojos, naranjas y morados que resaltan a la vista, provenientes de Asia, África y América.
Actualmente a la laguna le faltan 400.000 litros de agua, mientras las flores exóticas de Australia y la Victoria cruziana -una planta acuática que puede alcanzar los dos metros de diámetro y capaz de sostener a un niño pequeño- murieron por falta de líquido, dijo Miguel Castillo, encargado del mantenimiento de las plantas de la laguna y profesor del departamento de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela (UCV), que alberga al Jardín.