Si Wuhan pudiera compararse con una ciudad estadounidense, quizá sería Pittsburgh, una versión mucho más grande y calurosa de Pittsburgh.

Wuhan, una ciudad industrial ubicada en el centro de China, atraviesa un río, el Yangtsé. Es la sede de una industria del acero atribulada y en declive. Es una ciudad universitaria repleta de estudiantes.

Hasta ahí llegan las comparaciones. Wuhan tiene una población de más de once millones de habitantes, el equivalente a 36 Pittsburghs. Solamente enfocándonos en los estudiantes universitarios, hay aproximadamente un millón de personas inscritas en escuelas de la ciudad, de acuerdo con las cifras del gobierno. Las temperaturas durante el verano pueden llegar a los 37,7 grados Celsius, con mucha humedad. Su platillo tradicional —uno de los tentempiés favoritos de China— es un brebaje de pasta picante llamado reganmian o “fideos secos y picantes”.

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Credit…Fred Dufour/Agence France-Presse — Getty Images

Wuhan personifica el ascenso de China como potencia económica global, con todas sus complejidades. Entre 2002 y 2018, los ingresos disponibles por persona se dispararon a una cifra seis veces mayor a la previa, de acuerdo con los datos del gobierno recabados por CEIC Data, un proveedor de información. En el área residen inmensas fábricas automotrices que producen autos para General MotorsNissanHonda y otras marcas globales y locales. La ciudad se ha vuelto un destino popular para la inversión extranjera.

El gobierno chino aprecia tanto la imagen de la ciudad que Xi Jinping, el dirigente del país, la eligió para su reunión con Narendra Modi, el primer ministro de India. Ambos mandatarios caminaron por el lago Este de la ciudad, fomentando lo que los medios chinos controlados por el Estado llamaron el espíritu de Wuhan entre los dos rivales regionales.

 Esta bonanza ha acarreado problemas. La contaminación excesiva ha provocado protestas. Sus calles suelen estar atestadas de tráfico. Sus fábricas de acero, que desde hace tiempo habían sido el pilar de la economía local, han batallado, al igual que el resto de las industrias ineficientes de China, con problemas de exceso de capacidad y contaminación, por lo que Pekín decidió fusionar a Wuhan Steel —la enorme compañía propiedad del Estado— con otra empresa.
 Desde hace mucho, Wuhan ha sido un centro para el comercio en China, gracias a su ubicación junto al río Yangtsé, una ruta comercial importante, además, sigue siendo un punto clave de transporte, una característica que ha hecho que algunos expertos chinos comparen la ciudad con Chicago. También fue el sitio de un suceso formativo en la historia de China: una sublevación militar en 1911 que condujo al colapso de la dinastía Qing y marcó el inicio de la República de China.

Wuhan ocupaba un lugar especial en el corazón de Mao Zedong quien, como es bien sabido, nadó en el río Yangtsé en 1966 para demostrar su vitalidad. Eso sucedió al inicio de la Revolución cultural china, que destrozó a Wuhan, así como a otras ciudades.

Mientras China cobraba impulso en la era moderna, los líderes locales intentaron pulir su imagen y demostrar que Wuhan era parte del progreso del país. Consideraron varios lemas para este propósito, entre ellos: “Gran río, gran lago, gran Wuhan” y “La capital fluvial del este, la habitable Wuhan”.

Al final, optaron por “¡Wuhan, distinta todos los días!”.