Es uno de los monumentos que sobreviven a duras penas del régimen comunista búlgaro. La casa del Partido Comunista, el monumento Búzludja. Construido en el pico del mismo nombre, en la cordillera de los Balcanes, fue edificado para conmemorar la fundación del Partido Comunista -hoy con el nombre cambiado, Partido Socialdemócrata- hace 130 años. Empezaron a edificarlo en 1974. Hoy es una ruina.
El monumento Buzludja se terminó en 1981, pero tras la caída del comunismo quedó completamente abandonado. Hoy en día atrae principalmente a turistas curiosos y a los llamados “exploradores urbanos”, siempre dispuestos a recorrer edificios abandonados.
El periodista de Euronews Damian Vodenitcharov se acercó hasta el edificio para ver el trabajo de un equipo de restauradores que trabajaron en verano para asegurar y restaurar algunos de los mosaicos. Cubren un área de alrededor de mil metros cuadrados, lo que equivale a más de dos millones de teselas. Al colapsar la cúpula, quedan a la intemperie a merced de los elementos.
El experto en restauración y conservación Thomas Danzl, profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Técnica de Munich, detalla que_”El agua que se infiltra, especialmente en estas condiciones, en invierno, está congelada. Así que los poros de este mortero se llenan de agua y se expanden y literalmente explotan. Aquí, dos aspectos son fascinantes: las dimensiones, y luego la alta calidad de ejecución. Esta calidad de tiempos pasados ha sido negada y destruida por el vandalismo. Se pueden ver los rastros de los martillazos en estos mosaicos.”_
El monumento de Buzludja era patrimonio del estado hasta que fue cedido al Partido Comunista para que se encargara de su conservación y restauración, que se financia con fondos privados. El desmantelamiento de estos monumentos del régimen de partido único búlgaro o su mantenimiento para los turistas es un tema de debate permanente.
La restauración de los mosaicos ha costado más de doscientos mil euros hasta ahora. La directora del proyecto y arquitecta Dora Ivanova explica que una tarea de esta magnitud requiere de algunos de los más experimentados expertos en la materia: “Asegurar los mosaicos más amenazados es una tarea muy difícil porque todos ellos son de diferentes materiales y esta es una tarea que no se ha hecho en Bulgaria hasta ahora. Así que estamos muy contentos de hacerlo en un equipo internacional. Trabajamos con 18 restauradores de cuatro universidades europeas y varias ONG. Vienen de Alemania, Grecia, Suiza y Bulgaria”.
La conservación del motejado como “platillo volante comunista” sigue con una nueva ronda de captación de fondos en marcha. Es uno de los símbolos del comunismo de Bulgaria, el propio monumento domina el paisaje circundante incluso en su actual estado de deterioro. Ha sido asaltado y despojado de muchas de sus piezas de valor en repetidos actos de vandalismo.
El deterioro de Buzludja es paralelo al del recuerdo del régimen comunista que ocasionalmente tiene repuntes en Bulgaria cuando la situación económica y social se deteriora.