Hay quien asegura que son los huertos del futuro, los que nutrirán a la humanidad en este y otros mundos. Contienen decenas de miles de plantas y plantones de verduras inmersos en una solución nutritiva e iluminados por una luz violeta. Son relativamente conocidos en países en los que o falta suelo o faltan horas de sol, pero todavía resultan muy extraños en Europa. El que aparece sobre estas líneas se está construyendo a las puertas de Copenhague, en Dinamarca.

“Al principio de la pandemia”, explica Anders Riemann, director Ejecutivo de la compañía Nordic Harvest, “cuando varios países cerraron sus fronteras, la gente se dio cuenta de que la cadena de suministro de alimentos tenía que ser segura, y una forma de hacerlo es mediante el cultivo vertical y la producción local”.

Este huerto hidropónico no utiliza tierra, solo nutrientes disueltos en agua. Sobre sus 7.000 metros cuadros se alzan gigantescas estanterías con 14 pisos, cada uno de ellos iluminado por pequeñas bombillas las 25 horas del día.

Si la altura multiplica por 14 la superficie cultivada, la iluminación permite 15 cosechas al año de todo tipo de vegetales: lechugas, espinacas, menta, albahaca. Y todo, aseguran, respetando el medio ambiente y reciclando tanto el agua como los fertilizantes y los nutrientes utilizados. Estas verduras son más caras que las convencionales, aunque la diferencia de precio se reduce poco a poco.