Alemania y Francia, el núcleo duro de la Unión Europea, coincidieron ayer, aunque con matices diferentes, en instar a Rusia a aceptar una desescalada en la crisis de Ucrania. Después de su encuentro en Berlín, el canciller Olaf Scholz y el presidente Emmanuel Macron hicieron un nuevo llamamiento al diálogo, que se concretará en las próximas horas en reuniones diplomáticas y una llamada telefónica que el titular del Elíseo realizará al inquilino del Kremlin, este viernes, para “clarificar las intenciones” rusas.

Berlin (Germany), 25/01/2022.- German Chancellor Olaf Scholz welcomes French President Emmanuel Macron ahead of their meeting at the Federal Chancellery in Berlin, Germany, January 25, 2022. The meeting will focus on the French EU Council Presidency and the German G7 Presidency, current international issues and bilateral relations. (Francia, Alemania) EFE/EPA/MICHELE TANTUSSI / POOL
El canciller alemán, Olaf Scholz, recibiendo ayer en Berlín al presidente francés, Emmanuel Macro MICHELE TANTUSSI / EFE

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Berlín y París se agarran con insistencia a un concepto, la desescalada, conscientes de que si esta fracasa el desenlace de la crisis puede ser dramático. Scholz estuvo en su línea, muy prudente, si bien alertó de “las consecuencias muy elevadas” que tendría un ataque ruso. Macron fue más agresivo y leyó la cartilla a Putin por “la multiplicación de actos de desestabilización”. Mencionó las maniobras militares, los ataques cibernéticos, la amenaza de cerrar el grifo del gas natural o el uso de la inmigración irregular (la experiencia bielorrusa) como arma política. El presidente francés constató, solemne, que Rusia se ha convertido en “una potencia de desequilibrio”.

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Scholz prefiere la cautela, consciente de la historia alemana en el siglo XX, su posición geopolítica y su interdependencia económica con Rusia, factores que invitan a evitar por todos los medios una guerra. Durante la rueda de prensa conjunta, le preguntaron al canciller por la negativa a suministrar armas a Ucrania y las ácidas críticas que ello genera en Kiev y en otros países, como Letonia. Scholz defendió la política alemana de no exacerbar las tensiones y recordó lo mucho que su país ha ayudado al desarrollo económico de Ucrania en los últimos años. El canciller no se olvidó de señalar su relevancia “como país de tránsito para el gas”.

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Horas antes de la cita en la cancillería berlinesa, el Kremlin confirmó que Putin había aceptado hablar con Macron para rebajar la tensión. Macron especificó luego que será una charla telefónica, este viernes, y no una reunión presencial. En un primer momento, Moscú había anunciado un diálogo a tres bandas, con la participación del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pero luego rectificó. Fue un lapsus algo sorprendente. En cualquier caso, parece que Macron puede actuar como mediador. Eso muestra la aceleración de la vía diplomática.

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El viaje de Macron a Berlín tuvo lugar después de una videoconferencia que mantuvieron los principales líderes europeos y de la OTAN con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el lunes por la noche.Lee también

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Fuentes del Elíseo ha insistido en los últimos días en que “hay espacio para la diplomacia, hay espacio para una desescalada”, y en que el presidente Macron –que afronta la reelección en menos de tres meses– está decidido a asumir protagonismo en el proceso. París es consciente de que se está “en un momento de muy alta volatilidad” y se debe ser “extremadamente vigilante”. El encuentro con Putin tiene como primer objetivo “proponer un camino de desescalada”, según el Elíseo.

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Francia, que mantiene su vocación de “potencia de equilibrio” y autónoma, siempre subraya que hay que dialogar con Rusia porque este país forma parte ineludible de la ecuación de seguridad en Europa. Macron usó ayer el término de “diálogo exigente”. Al mismo tiempo, París comparte la posición firme de sus aliados en la OTAN de que, en caso de agresión rusa a Ucrania, la respuesta debe ser “masiva”, que las consecuencias serán “muy serias” para Moscú y que, además, debe ayudarse a Kiev –también con armas– para que defienda su soberanía. En este último aspecto, Francia es más dura que Alemania. París ha confirmado que enviará tropas a Rumanía, a petición de ese aliado, para reforzar a este aliado, ribereño del mar Negro.Lee también

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Según el análisis que hace el Elíseo, Putin no puede pretender volver atrás en el tiempo, a antes del 2014, y neutralizar a Ucrania y a otros países que formaron parte de la extinta Unión Soviética o de su área de influencia. París considera que “Rusia no perdió Ucrania, en el 2014, por la manipulación europea u occidental”, sino por su propia conducta y la del régimen prorruso que había entonces en Kiev. “El principal obstáculo para neutralizar a esos países son sus mismos pueblos”, indicaron fuentes de la presidencia francesa. Según París, la consecuencia más evidente de la anexión de Crimea y de la secesión de Donbass es que Ucrania es más consciente y firme que nunca en su voluntad de independencia y en constatar “lo que la distingue de Rusia”.

Washington contempla sanciones directas a Putin

El presidente Joe Biden señaló ayer que consideraría sancionar al presidente ruso, Vladimir Putin, en caso de que Rusia ataque a Ucrania. El mandatario señaló que esta medida sería parte de las “graves consecuencias” que Putin en particular y Rusia enfrentarían en caso de un ataque. Y subrayó que no sabe qué pretende hacer el líder ruso con los más de 100.000 soldados concentrados en la frontera de Ucrania. “No creo que ni siquiera su gente sepa con certeza lo que va a hacer”, dijo. Las sanciones directas de EE.UU. a líderes extranjeros son poco usuales pero no sin precedentes. Otros que han enfrentado sanciones incluyen a Nicolás Maduro de Venezuela, Bashar al-Assad de Siria y Muamar el Gaddafi de Libia. Pero por lo general, Washington se ha abstenido de penalizar directamente a los líderes de países extranjeros. Biden también dijo que podría desplazar a corto plazo a una parte de los 8.500 soldados estadounidenses que han sido puestos en estado de alerta. El presidente insistió sin embargo en que “no tiene intención” de desplegar fuerzas estadounidenses o de la OTAN en Ucrania.