España notificó el pasado mes de noviembre cerca de 9200 fallecidos por COVID-19. La cifra más elevada desde abril, con regiones especialmente golpeadas como Andalucía o Asturias.

El país se acerca ahora a Navidad con los contagios en descenso, pero con el miedo a que con los desplazamientos y las cenas de estas fiestas favorezcan un nuevo rebrote de la pandemia. En el centro de Madrid, donde el pasado fin de semana se registraron aglomeraciones de compradores, los controles de flujo parecen surtir efecto.

La OMS ha hecho un llamamiento para que no se relajen las medidas en Navidad.

La semana pasada se produjo el primer descenso de nuevos casos reportados a nivel mundial desde septiembre. Fue debido a la disminución de los contagios en Europa, gracias a la eficacia de las difíciles pero necesarias medidas puestas en marcha en las últimas semanas -explicó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus-. Se trata de una noticia positiva, pero debe interpretarse con extrema cautela. Las ganancias pueden perderse fácilmente”.

Turquía decreta el toque de queda y prohíbe las celebraciones de Año Nuevo

El ejemplo de que el coronavirus está al acecho es lo que está ocurriendo en Turquía, donde las alarmas se han disparado tras registrarse más 30.000 contagios este lunes.

Ante esta situación, las autoridades han decretado el toque de queda nocturno, que se extenderá a todo el día los fines de semana. No se permitirán las celebraciones de Año Nuevo.

Gales: los pubs no podrán vender alcohol y cerrarán a las seis de la tarde

Gales también endurece las medidas para sus tres millones de habitantes. A partir del próximo viernes, volverán a cerrar los cines y la mayoría de los lugares de entretenimiento en interior.

“Los pubs, bares, restaurantes y cafés tendrán que cerrar a las 6 de la tarde y no se les permitirá servir alcohol. Después de las seis, solo podrán ofrecer servicios de comida para llevar”, detalló el ministro principal, Mark Drakeford.

Campaña de test masivos entre los universitarios británicos

Para los universitarios británicos, la prioridad ahora es poder volver a casa por Navidad.

En muchas universidades y en otros centros creados con ese fin, se han empezado a realizar test masivos de COVID-19 a los estudiantes, para hacer posible que puedan pasar las vacaciones con sus familias, sin que se disparen los contagios.