Los eventos de los últimos días han revivido los gritos de libertad en una población que se siente acorralada y secuestrada. El gobierno y su desesperación por mantener el poder utiliza la violencia de la que siempre ha sido capaz para infringir miedo y amedrentar. Nadie confía en las instituciones ni cree las versiones oficiales. Y el caos creado por el intento de fraude que quieren disfrazar de “sabotaje” ha generado una avalancha de protestas que van desde las redes hacia las calles. La juventud ha respondido con manifestaciones que exigen la renuncia de jueces y la conformación de una Junta Central Electoral independiente que pueda organizar unas elecciones creíbles. El partido de gobierno y sus peones restan importancia y acusan a la oposición (que es toda la población, incluyendo a los partidos políticos) de generar el caos y la desestabilización. Pero, ¿quién ha intentado robarse las elecciones? ¿quiénes son los acusados de corrupción e impunidad? ¡¿quiénes usan las fuerzas del orden para amedrentar?! Las respuestas a esas preguntas son obvias. Y los ciudadanos ahora más que nunca deben permanecer atentos y convertirse en actores de resistencia que obliguen a un gobierno déspota y mentiroso a continuar cediendo terreno. Si. Ya han perdido mucho terreno en los últimos años. Pero no puede haber descanso. El país está en un punto en el que podrían ocurrir dos cosas: o cede el gobierno ante la presión o cede el país ante la tiranía peledeísta. Debemos continuar protestando, luchando y exigiendo que se aclaren los hechos en vísperas de las elecciones del 16 de febrero. Debemos continuar exigiendo la independencia de la JCE y la celebración de unas elecciones justas y limpias. Debemos continuar desafiando y desnudando las mentiras y manipulaciones del oficialismo y los altoparlantes de los medios vendidos. ¡Es ahora o nunca! ¡No desmayen!