Por Dr. Víctor Garrido Peralta

Presidente Medina, no logramos entender las reales motivaciones que ha tenido para el cruel manejo que viene dando a la pandemia desde antes de diagnosticarse el primer caso en nuestra tierra. Veamos, usted y su claque se dedicaron a restar importancia al virus con ridículos comentarios, a pesar de que varios advertíamos de su inminente llegada y obvia puerta de entrada.

Aún cuando se diagnosticaron los primeros casos, hizo todo lo posible por ocultarlos a la ciudadanía ingresándolos en el hospital Ramon de Lara de la Base Aérea de San Isidro, favoreciendo con ello la libre propagación del SARS-CoV-2 al no investigar de inmediato cuáles habían sido los contactos sostenidos por esos pacientes iniciales, a fin de aislarlos por 15 días y hacerles las pruebas biológicas correspondientes.

El incremento de infectados con la consiguiente propagación comunitaria no le permitieron continuar la farsa, forzando a su desgobierno a confirmar la presencia del virus en la nación, no por usted, como estaba llamado a hacer dada la crisis sanitaria y económica que la enfermedad históricamente venía sembrando a su paso por el planeta, sino por uno de sus funcionarios. Su infausto proceder, incapacidad previsora e indolente sentir son causas a las cuales tendrá que responder.

Los palos de ciego que todavía al día de hoy está usted dando, con la malévola intención de continuar sojuzgando la población a su voluntad politiquera, pretendiendo prolongar la fracasada cuarentena de ciudadanos sanos por otros 25 días más, son prueba de su despropósito. ¿Le parece a usted que no ha sido suficiente el sufrimiento que el microorganismo está causando?

A esto desea anexar la carencia de lo elemental para subsistir, las secuelas que un extenso confinamiento provoca; los desalojos por no poder costear el alquiler, la eterna escasez de agua potable, la imposibilidad de cumplir con los compromisos, todo a consecuencia del encierro que nos impone. Entretanto, usted y sus partidarios politizan y comercializan la pandemia. Sabemos, presidente Medina, que el SARS-CoV-2 no obedece a un horario de contagio, por lo que recluir por algunas horas y permitir la circulación en otras es un sinsentido.

Debemos aplicar las medidas de contención con extraordinarios resultados de otras naciones, y no replicar la fallida práctica de cuarentena a ciudadanos sanos junto a potenciales transmisores de la enfermedad, forzándolos a compartir limitados espacios y utensilios por largo tiempo.

Entendemos que deben ser puestos en aislamiento domiciliario en los centros establecidos todos los contactos sostenidos por los enfermos en los últimos 15 días previos a su diagnóstico. De igual forma, deben ser aislados los sectores donde la incidencia de transmisión sea prominente. Reiteramos que hay que realizarles pruebas a todas las personas con sospechas de padecer la enfermedad y en todos los sectores de mayor prevalencia. Abandone la excusa de que no hay reactivos en el mercado internacional, pues nos consta su disponibilidad.

Para concluir, insistimos en la necesidad de que el Estado tome el control de la producción, distribución y comercialización de mascarillas, como ejemplo cito a Taiwán, donde se asignan 3 mascarillas por semana por ciudadano. Enfatizamos que los ciudadanos de otras latitudes que se acogen a las regulaciones preventivas no son ni más ni menos que los dominicanos, la diferencia radica en que las consecuencias por no cumplir con ellas son de altísimo costo y se aplican horizontalmente.Consideramos una infamia que desde su desgobierno se culpe a los ciudadanos por no cumplir las recomendaciones, puesto que fueron usted y los suyos quienes juraron cumplir y HACER cumplir la constitución y las leyes.

La gracia de Cristo esté sobre la República Dominicana.

Sin prisa pero sin pausa…¡Llegaremos!