Pocos dudan de que Steve Jobs fue un genio de la invención tecnológica, pero esa sabiduría no parece haberla aplicado a sus hábitos alimentarios.

De acuerdo con su biografía oficial, escrita junto a Walter Isaacson, pasaba largos períodos en ayunas y cuando fue diagnosticado con cáncer pancreático, desobedeció a los médicos siguiendo una dieta vegetariana extrema.

Según la biografía oficial, Jobs -quien murió en 2011 con 56 años- aprendió desde una edad temprana que podía inducir un estado de euforia al elegir no comer por largos períodos de tiempo. Cuando era estudiante de primer año en Reed College, descubrió un libro llamado “Dieta para un pequeño planeta” de Frances Moore Lappé, y decidió convertirse en vegetariano.

Jobs le contó a su biógrafo que siguió dietas extremas, incluidas purgas y ayunos, y que comía solo uno o dos alimentos durante semanas, como manzanas o zanahorias.

Durante su primer año en la universidad, “viviría” consumiendo el cereal Roman Meal. También comía dátiles, almendras y muchas zanahorias. Se compró un exprimidor Champion para hacer jugo de zanahoria y ensalada de zanahoria.

Posteriormente, influido por otro libro, llamado “Sistema de curación de la dieta sin mucosidad”, de Arnold Ehret, abandonó el pan, los cereales y la leche. Coincidentemente Ehret murió a la misma temprana edad que Jobs.

Por esa época Jobs dejaba de comer durante dos días seguidos y a veces hasta una semana. Cuando rompía el ayuno lo hacía con simples vegetales de hoja y agua. A veces pasaba los fines de semana en la comuna de All One Farm. Los monjes del templo Hare Krishna, a quienes Jobs visitaba, se alimentaba en fiestas vegetarianas con “comino, cilantro y cúrcuma”.

Imágenes de Steve Jobs en productos de Apple como homenaje tras su muerte. Foto: Getty Images.

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Imágenes de Steve Jobs en productos de Apple como homenaje tras su muerte. Foto: Getty Images.

De adulto, Jobs mantuvo los mismos hábitos alimenticios que tenía cuando era adolescente y estudiante universitario. Pasaba semanas comiendo lo mismo una y otra vez, como manzanas o ensalada de zanahoria con limón, y luego dejaba esa comida por completo para ayunar.

La compañera de Jobs durante muchos años, Chrisann Brennan, también era vegetariana, pero su hija, Lisa, no. La propia Lisa recuerda un momento en que su padre escupió una sopa al enterarse de que contenía mantequilla.

Cuando se casó Laurene Powell, una vegana, en 1991, su pastel de bodas no tenía huevos ni leche, y “varios invitados lo encontraron incomible”, dijo el biógrafo de Jobs.

Powell había trabajado a tiempo parcial en la compañía de jugos Odwalla y después comenzó su propia compañía llamada Terravera, que producía y entregaba comidas orgánicas a las tiendas en el norte de California.

“Tratamiento” contra el cáncer

En 2003, después de que los médicos realizaron una exploración CAT de rutina de sus riñones, al fundador de Apple le diagnosticaron una forma rara de cáncer de páncreas. Pero en lugar de optar por la cirugía, como los médicos recomendaron -y estaban optimistas debido a la detección temprana de la enfermedad- Jobs trató de curarse a sí mismo convirtiéndose en un vegano estricto, consumiendo grandes cantidades de jugos de frutas y zanahorias.

En 2008 se sometió a una cirugía para extirpar parte de su páncreas, y Powell comenzó a incorporarle pescado y otras proteínas en sus comidas. Pero ya Jobs estaba perdiendo mucho peso. Entonces le pedía a su chef personal, Bryar Brown, una ensalada de zanahoria, una sopa de hierba de limón o una pasta simple con albahaca.

Dos años después, en febrero de 2010, cuando viajó a la ciudad de Nueva York para reunirse con 50 ejecutivos de The New York Times, comió en un restaurante asiático llamado Pranna. Pidió dos platos que no estaban en el menú: un batido de mango y una pasta vegana simple.

Su estricto sentido de la alimentación vegana lo mantuvo hasta el final.

En febrero de 2011, Jobs ayudó a planear una pequeña cena para el presidente Obama en Silicon Valley. Se opuso a algunos de los platos propuestos por la empresa de catering, como camarones, bacalao y ensalada de lentejas, calificándolos de “demasiado lujosos”. También objetó el postre, un pastel de crema con trufas de chocolate, pero no se salió con la suya porque el personal de la Casa Blanca dijo que al presidente Obama le gustaba la tarta de crema.

En julio de ese año ya no comía alimentos sólidos. Falleció el 5 de octubre de 2011.