Principales figuras del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), han adoptado un discurso de víctima que a su vez acusa indirectamente a la población de «destructores». Lo hacen tildando a «otros» -sin apuntar hacia ningún lado- como los culpables del caos que vive República Dominicana.

Y si fuéramos a encontrar a aquellos que son los culpables, entonces la pregunta es muy sencilla: ¿quiénes son los culpables de la situación actual del país? Los 20 años de corrupción, de impunidad y la pérdida de la institucionalidad que vive la nación, ¿quiénes lo han propiciado?

Ni Margarita, ni Temístocles ni Peralta parecen darse cuenta todavía que cuando utilizan argumentos hipócritas acusando a seres imaginarios, con toda la intención de que los ciudadanos lo asociemos a la oposición, al final, todas las manos apuntan hacia ellos mismos. Por tal razón, además de hacer el ridículo y alimentar más el disgusto que sentimos, nos obligan a desahogarnos con epítetos y comentarios despectivos.

Quizá sea eso lo que buscan, puesto que el discurso de Gonzalo Castillo ayer, -en el que hablaba como si el fuera Jesucristo-, invitaba a la gente a responder las agresiones con abrazos y apretones de mano. También aludiendo a «Cultivo una rosa blanca», el poema de José Martí. Aunque dudamos mucho que él lo conozca.

Pero, tanto Gonzalo como Margarita hablaron del «caos» y la «destrucción de la paz», palabras que parecen ser el centro de su estrategia para disminuir la tensión y apagar las protestas poco a poco. Al parecer, para estas personas los dominicanos no tenemos ninguna razón para protestar. No deberíamos estar manifestándonos por la suspensión de las elecciones, ni por los miles de millones de pesos perdidos y robados, tampoco por la falta de justicia en casos de corrupción tan obvios como el de Odebrecht, y mucho menos por la persecución política a los opositores, incluidos los periodistas.

La verdad es que para el PLD y sus funcionarios, los dominicanos somos unos malcriados que buscamos «destruir la paz» y crear «caos». Porque los que protestan son los jóvenes y adultos de este país que tienen poca afiliación a los partidos tradicionales. Entonces se sobreentiende a quiénes se refieren.

En pocas palabras, Margarita y toda la cúpula peledeísta nos roba, nos manipula y después tienen la cara dura de llamarnos destructores de la paz y agentes del caos. ¿Será posible? ¿Hasta cuándo lo soportaremos?