“El equilibrio entre la ayuda y la injerencia es muy delicado”, resumió el ministro de Asuntos Exteriores uruguayo Rodolfo Nin Novoa al final de la confusa reunión sobre el futuro de Venezuela en Montevideo el jueves.

El acierto de la frase no pudo quedar mejor ilustrada que por las escenas en el puente de Tienditas en la frontera de Colombia y Venezuela en la tarde del jueves, donde los primeros camiones de ayuda humanitaria procedente de EE.UU, cargados con 100 toneladas de alimentos y medicamentos, fueron recibidos como un ejército de salvación.

“El equilibrio entre la ayuda y la injerencia es muy delicado”, afirma Rodolfo Nim

 

 

Cientos de migrantes de los miles de venezolanos que se buscan la vida en esta frenética ciudad fronteriza aplaudieron y una cacofonía de bocinas se oyó en la carreta delante del puente. Una batería de canales de televisión globales registraron el paso de ocho camiones y nada menos que 300 periodistas acudieron a la rueda de prensa del embajador estadounidense en Bogotá, Kevin Whitaker, que llegó a comparar la llegada del primer convoy con la liberación de Simón Bolívar en 1813. Este “es un acto admirable igual que la campa admirable de hace 206 años”, dijo, con un fuerte acento inglés, tras pronunciar delante del puente otra invitación estadounidense a las fuerzas armadas venezolanas a sublevarse contra Nicolás Maduro.