La OCU sostiene en un polémico análisis que la mitad de los aceites virgen extra no lo son
La industria defiende que cumple con todos los requisitos para etiquetar sus productos con esta denominación. Que el aceite es una de las estrellas de la dieta mediterránea es indudable. Casi tan indudable como la polémica que es capaz de generar. El último estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) sobre el sector está llamado a abrir una nueva pelea con la industria: cuestiona que varios de los aceites de las marcas más vendidas en los supermercados e hipermercados de España sean virgen extra, aunque lo diga su etiqueta. Tras analizar 41 productos, con una prueba que incluye una cata, la asociación ha concluido que 20 de ellos no merecen llevar este apellido y los ha rebajado a la categoría de virgen. La patronal, por su parte, defiende que sus alimentos sí cumplen con la normativa que le da derecho a utilizar esta denominación y denuncia que ha habido irregularidades en el análisis.Los aceites se catalogan según una normativa comunitaria —que los divide entre virgen extra, virgen, oliva o orujo— que exige que los productos cumplan con determinados parámetros físico-químicos para poder ser etiquetados como virgen extra. Pero también deben respetar unos estándares organolépticos medidos a través de una cata que se realiza según reglas muy estrictas. Este análisis sensorial es precisamente el punto donde han fallado 20 de los 41 productos analizados por la OCU y uno de los principales nudos del debate. El test, obligatorio a nivel europeo, tiene según la industria un componente subjetivo que no lo hace fiable.