Mejía, de 77 años, lanza sus aspiraciones este domingo dentro del Partido Revolucionario Moderno
Con fe de novato y actitud de veterano, Rafael Hipólito Mejía Domínguez inicia este domingo otra misión especial que, primero, le permita convertirse en el candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Luego, el nativo de Gurabo, Santiago de los Caballeros, pondrá su mira en las siempre dulces, aunque complicadas escalinatas del Palacio Nacional, las cuales subió en el año 2000 y descendió cuatro años más tarde con el amargo sabor de una derrota, en un intento de reelección frente a Leonel Antonio Fernández Reyna.
El expresidente sucumbió en 2012 ante el actual mandatario, Danilo Medina Sánchez, a quien había derrotado cuando ascendió al trono de la calle Doctor Delgado con México, y en 2015 salió por la puerta trasera en la batalla interna del PRM al ser vencido por Luis Abinader.
No hay dudas de que un par de victorias en esta coyuntura le quitarían el toque de acíbar que le acompaña desde 2004. Mejía añora una nueva oportunidad, cual pelotero que desea otro turno en el noveno con dos outs y las bases llenas para sacarla del parque y así borrar todo recuerdo negativo que, a la vez, daría paso a una celebración en grande debido a la obtención de la corona.
El otrora Jefe de Estado dominicano mantiene el mismo reporte de los escuchas: pelotero carismático que le llega a la gente, conoce el juego, hay que jugarle pegado a la pared, sin descuidar las rayas, pero muchas veces suelta unos lanzamientos que alborotan más de la cuenta y tienen un alto costo político.
Está por verse si en esta ocasión accede a una especie de clamor general que le ha pedido posturas de menor enardecimiento. En reiteradas ocasiones ha dicho que sigue siendo el mismo y que no tiene por qué cambiar. Si bien es cierto que conecta con distintos blancos de público, hay momentos en que es mejor dejar pasar la bola antes que pifiar y dar una base extra o no hacerle “swing” a un picheo malo, porque el ponche la mayoría de las veces termina en saldo negativo.
Su edad
El ingeniero agrónomo nació un 22 de febrero de 1941. Cuenta con 77 años de edad. Si puede salir airoso en la justa del PRM, tendrá 79 años para el campeonato electoral de 2020.
En el plano internacional, fuera de figuras de la monarquía, donde hay muchos casos de hombres y mujeres que rondan y superan su edad, está el caso de Tabaré Vázquez, quien a sus 78 años conduce los destinos de Uruguay.
El fenecido Ronald Reagan asumió su segundo mandato (1985) en los Estados Unidos de Norteamérica con 74 años. El actual presidente norteamericano, Donald J. Trump cuenta con 72 años.
En el plano local, Joaquín Antonio Balaguer Ricardo ganó las elecciones de 1986 con 80 años de edad y estuvo al mando del país hasta 1996.
Mejía Domínguez ha estado muy activo en días recientes. Los medios recogen declaraciones suyas en las que habla de que “a mí hay que partirme el pescuezo” para ganarme una convención, otra línea más del estilo poco convencional por el que se ha dado a conocer.
Trabajador incansable, de la cuadra que privilegia la puntualidad en sus compromisos, tiene una tarea ciclópea por delante. Nada fácil, pero nunca imposible, el tratar de encantar a las masas de su partido de que es la mejor opción para 2020, para luego convencer al electorado general que tras 16 años de haber salido de la poltrona presidencial, es el hombre ideal para guiar los pasos del país.
Energías y sapiencia le sobran. Su meta es conquistar a muchos escuchas para que lo firmen de nuevo. Así podrá obtener el derecho constitucional de hacer “swing” durante cuatro años más.
Leonel, Danilo y Miguel
Mejía no es de poses. Raras veces tiene flores para Leonel Fernández, a quien ataca sin piedad las veces que entiende necesario.
De las pocas ocasiones en que no ha habido intercambios fuertes fue aquella en que Fernández, a la sazón Presidente de la República, visitó a Mejía, quien se recuperaba de un cirugía prostática. El encuentro fue a finales de noviembre de 2010.
Duraron unos minutos a solas. Lo tratado entre ambos se ha quedado como material “Top Secret”, a la espera de que uno de los protagonistas lo revele, o alguna página de un libro futuro se encargue de darlo a conocer.
Fuera de eso, Hipólito le ha lanzado duro y adentro a Leonel, un político al que en pocas ocasiones se le ha visto molesto y cuyas respuestas, aún sean contundentes, salen con otro aroma.
Es todo lo contrario con Danilo Medina. Sus relaciones son muy buenas, mejor de lo que cualquiera pudiera pensar. Mejía hace reír a Danilo con suma facilidad. Han sido rivales en varios procesos, pero se llevan mejor que compañeros de un mismo partido.
En los últimos días la marea ha bajado entre Hipólito y Miguel Vargas Maldonado, actual ministro de Relaciones Exteriores y presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Vargas Maldonado expulsó a Mejía del PRD y por largo tiempo tuvieron sus “embajadores retirados”.
Ya se han registrado varios saludos en público. ¿Habrá un mayor acercamiento? ¿Le echarán agua a un vino que ha tenido sabor a vinagre? Solo el tiempo dirá, pero en política no hay nada imposible y lo que muchas veces luce lejos, se encuentra al doblar de la esquina. Precisamente, el pasado miércoles, el mismo Mejía, preguntado sobre un posible acercamiento con Vargas Maldonado, dijo: “En política no se puede descartar nada… ¿cómo se va a descartar? No se puede descartar nada, en todas las actividades”.