En esta imagen de archivo, tomada el 14 de septiembre de 1999, Plácido Domingo saluda al público tras recibir el premio Hispanic Heritage Award en 1999 en el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas en Washington. Una tarde antes de una presentación de "El Cid", dentro de la temporada 1999-2000 de la Ópera de Washington, la cantante Angela Turner Wilson recuerda que cuando ella y Domingo estaban uno al lado del otro maquillándose, él se levantó de la silla, se paró detrás de ella y colocó las manos sobre sus hombros. Ella lo miraba en el espejo cuando, de pronto, le deslizó las manos debajo del sostén, dentro de su bata y le tocó los senos. "Me dolió”, dijo a The Associated Press. “No fue suave, me apretó duro”. Añadió que después Domingo se dio media vuelta y se fue, dejándola atónita y humillada. (AP Foto/Leslie Kossoff).

La fastuosa producción fue el momento cumbre de la temporada 1999-2000 de la Ópera de Washington. “El Cid”, la obra de Jules Massenet sobre el legendario conquistador español, contaba con la actuación estelar de alguien con una reputación igualmente legendaria: Plácido Domingo, entonces director artístico de la compañía.

La ópera, que estaba siendo filmada en formato de alta resolución y transmitida por el canal PBS, era indudablemente la gran oportunidad profesional para una cantante de 28 años llamada Angela Turner Wilson, quien desempeñaba uno de los papeles estelares y había sido elogiada en las reseñas. “Yo sabía que ése iba a ser el comienzo de grandes logros para mí”, recordó recientemente la cantante.

Pero una tarde previa a la función, dijo, cuando ella y Domingo estaban uno al lado del otro colocándose el maquillaje, él se levantó de la silla, se paró detrás de ella y colocó las manos sobre sus hombros. Ella lo miraba en el espejo cuando, de pronto, le deslizó las manos debajo del sostén, dentro de su bata y le tocó los senos, recordó.

“Me dolió”, dijo la cantante a The Associated Press. “No fue suave, me apretó duro”. Añadió que después Domingo se dio media vuelta y se fue, dejándola atónita y humillada.