Rafael Nadal emocionó al mundo del tenis este domingo con su victoria en el Open de Australia tras un partido épico, en el que tuvo que desfondarse para remontar dos sets a Daniil Medvedev. Para muchos aficionados, el balear hizo valer su condición de veterano, recurriendo a una táctica inteligente que le permitió controlar el ritmo del partido y ajustarlo a sus características. Especialmente, durante el inicio del mismo.

El español, a sus 35 años, llegaba a la final como perdedor en todas las apuestas frente al número dos del mundo. Por si fuese poco, durante los tres primeros juegos del primer set, el partido se jugó a un ritmo vertiginoso, algo que, sin duda, beneficiaba al ruso. 

Sin embargo, el ya 21 veces campeón de Grand Slam no estaba dispuesto a que aquella fuese la tónica del encuentro. Así, varios aficionados sospecharon que el español hizo valer la sapiencia otorgada por su veteranía para conseguir mantener el ritmo bajo control.

Debido al calor y la humedad de Melbourne cuando comenzó el partido, en torno a las 19.30 hora local, Nadal comenzó a sudar ostensiblemente desde el punto inicial. Algo que el de Manacor aprovechó a su favor. Con el 2-1 en el primer set, Nadal detuvo brevemente el juego durante su servicio para pedirle a un árbitro un momento para secarse un poco el sudor, que goteaba sobre la pista.

El tenista español es famoso en el circuito por utilizar el tiempo máximo permitido entre servicios para recuperarse físicamente. Algo que, por ejemplo, Denis Shapovalov le echó en cara en cuartos de final de forma ostensible, tildando incluso al juez de silla de “corrupto” por no sancionarle. Seguramente por eso, muchos aficionados interpretaron que aquello era una argucia del español para ganar un tiempo extra entre puntos.

De hecho, hasta el comentarista del canal de televisión australiana Channel 9Sam Groth, dio algo de credibilidad a la teoría. “Es una forma un poco descarada de reducir el ritmo después de solo un par de puntos”, dijo.

El primer servicio de Nadal en el partido duró más de seis minutos en completarse, algo que para el famoso especialista de tenis Ben Rothenberg pareció un ajuste de ritmo “deliberado”. De hecho, el del New York Times comparó la duración de los tres primeros juegos del partido en función de quien estaba al servicio. El primero, con Nadal sacando, duró siete minutos. El segundo, con Medvedev al saque, tan sólo dos. Y otra vez el tercero, con el español al saque, llegó hasta los nueve minutos.

Lo mismo sugirió James Gray, una de las voces londinenses más conocidas del tenis: “Tercer juego y Nadal ya ha tenido que llamar a alguien para limpiar su sudor en la pista. Se podría pensar que alguien como él habría evolucionado más allá del sudor”.

Rafa Nadal es perro viejo y, a esos niveles, cada uno canaliza la presión de una manera. La realidad es que únicamente ha recibido un warning por demorarse al sacar y no fue hasta el último set.