El Esequibo, una vasta región de 160.000 kilómetros cuadrados, destaca por su tamaño, que supera al de algunos países europeos, y su geografía diversa. Aunque el detonante principal del resurgimiento de la disputa por este territorio entre Venezuela y Guyana gira en torno al petróleo, el Esequibo tiene muchos recursos naturales más que la convierten en un área de gran valor económico.
Para el geógrafo Reybert Carrillo, de la Universidad de los Andes, la mera extensión del territorio, aunque en su gran mayoría sea selva impenetrable, ya supone un atractivo económico y geoestratégico. “Proporciona un acceso al océano Atlántico, lo que facilita el comercio con Europa y África”, cuenta en entrevista con DW. “Además otorga unos 360 kilómotros de zona económica exclusiva, con la posibilidad de cobrar aduana y tributar por cada embarcación que pase por allí.”
Potencial hidroeléctrico
El Esequibo está atravesado por una amplia red de drenaje. La principal vía fluvial es el río Esequibo, uno de los ríos más largos y caudalosos de América del Sur, que nace cerca de la frontera de Brasil y Guyana y desemboca en el océano Atlántico. Cuenta con una amplia red de afluentes, como el río Cuyuní y el río Mazaruní. El geógrafo Reybert Carrillo destaca que esta geografía, a la que se suman una cantidad de cataratas y caídas de agua, brindan grandes oportunidades hidroeléctricas.
Según añade Ricardo Salvador de Toma, analista del caso del Esequibo, en este ámbito “destaca el Alto Mazaruní, donde es posible construir una planta hidroeléctrica”. La energía generada sería crucial para el procesamiento de bauxita, oro y diamantes, recursos abundantes en la región.
De hecho, en 1975 el presidente guyanés Forbes Burham propuso al gobierno venezolano de Carlos Andrés Pérez colaborar en la construcción de una central hidroeléctrica en Alto Mazaruní. No obstante, estas negociaciones fueron abandonadas durante el gobierno del próximo presidente venezolano, Luis Herrera Campins.
Minería y más
“El Esequibo alberga vastas reservas de diamantes, oro, uranio, aluminio, bauxita y coltán”, cuenta el geógrafo Reybert Carrillo a DW. La mayoría de las minas de oro se encuentran en la Cuenca del río Cuyuní.
La mina de oro Omai, una de las más grandes del Escudo Guayanés, ha sido una fuente significativa de ingresos para Guyana desde su descubrimiento hace 130 años. Entre 1992 y 2005, se extrajeron de Omai 3,7 millones de onzas de oro en los pozos a cielo abierto de Fennell y Wenot. Hasta el día de hoy se siguen encontrando significativos nuevos yacimientos de oro en la región.
Según cuenta Ricardo Salvador de Toma, estas minas estuvieron mayoritariamente en manos de empresas canadienses durante mucho tiempo, pero pasaron a manos de compañías chinas a partir del año 2010, “coincidiendo con la expansión de la inversión china en todo el Caribe”.
Explotación forestal y cuestiones ambientales
Otro factor económico importante en el Esequibo es la abundancia de maderas preciosas, con empresas como Bai Shai Lin obteniendo grandes concesiones forestales. De toma, doctor en Estudios Estratégicos Internacionales, cuenta que esta empresa china obtuvo 960.000 hectáreas de bosques vírgenes para la tala de maderas. Según el experto, esto trajo consigo una gran polémica, ya que “la empresa fue trascendiendo a una conglomerado de otras industrias y fueron expandiendo a otras actividades, incluso ilícitas”.
Petróleo: el recurso más codiciado
El descubrimiento por parte de la compañía ExxonMobil en 2015 de grandes yacimientos de petróleo cerca de las costas del Esequibo, marcó un punto de inflexión en la disputa regional. Aunque existen decenas de yacimientos con reservas estimadas cercanas a los 11.000 millones de barriles, el hallazgo más significativo es el bloque Stabroek. Se encuentra aproximadamente a 200 kilómetros de la costa guyanesa, en aguas disputadas por Venezuela y tiene una extensión de 26.000 kilómetros.
Actualmente se extraen allí 450 mil barriles de petróleo diarios, cuenta Ricardo Salvador de Toma y añade que “además se trata de un petróleo de una muy buena calidad, ligero”.
El hallazgo de este bloque ya ha tenido un impacto en la economía guyanesa, con un significativoaumento del BIP a partir del comienzo de la extracción de petróleo. Esta riqueza se podría seguir incrementando: si el desarrollo actual continúa, Guyana se podría convertir en uno de los mayores exportadores de petróleo del mundo.
A finales de octubre, el gobierno de Guyana dio luz verde para la perforación de sus aguas a ocho empresas petroleras de capital extranjero que habían participado en licitaciones: TotalEnergies, con sede en Francia, y en asociación con Qatar Energy y Malaysia’s Petronas; International Group Investment Inc, con sede en Nigeria; las compañías de capital estadounidense Liberty Petroleum Corporation, Hess y ExxonMobil; a China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) y a la empresa guyanesa SISPRO Inc. Estas concesiones no son reconocidas por Venezuela.
Según cuenta Ricardo Salvador de Toma, el acuerdo final de la COP28, que hace un llamamiento a los países a abandonar los combustibles fósiles, añade todavía más tensión a la situación: “Las empresas ahora intentarán extraer la máxima cantidad de petróleo en el menor tiempo posible”.
(ers)